Fundación y primeros años de andadura
Historia
La Cofradía se proyecta cuando en los viajes profesionales que un feligrés de la Quinta Parroquia, D. Víctor Díez Cantera, realizó a Sevilla a mediados de los años 40, pudo comprobar la devoción que los sevillanos profesaban a su Semana Santa por medio de sus personajes principales, Jesucristo en su Pasión y a su madre dolorosa, la Virgen María.
Ello le llevó a meditar si esa devoción la podría transmitir a la feligresía de su Quinta Parroquia bilbaína. Lo estudió a fondo y por medio de las anotaciones que tenía su padre D. Calixto Díez Martínez, insigne maestro de las extinguidas Escuelas de Las Cortes, con datos sobre antiguos alumnos de la escuela, empieza a actuar. Entre estos exalumnos se encuentra una persona muy conocida D. Valentín Heredia, almacenista de vinos y propietario de un bar en el barrio. Le comenta el proyecto de formar la Cofradía y deciden convocar a una reunión a las personas que puedan localizar, en su bar de la calle San Francisco. La convocatoria tiene fuerza y allí acude un buen número de personas a las que D. Víctor desgrana su proyecto y estos lo acogen con agrado.
D. Víctor con su idea y los medios humanos con los que ya cuenta, acude a la Parroquia y allí expone su proyecto a los sacerdotes. Es allí donde D. Vicente de Gorocica y Lequerica, Delegado de Catequesis, le escucha muy atentamente y con gran satisfacción se compromete a asumir y colaborar en el proyecto. Él se encargará de comunicárselo a D. Bernardino de Garáizar y Muñoa, su Párroco.
La cosa va tomando cuerpo y se decide que la devoción de la Cofradía girará en torno a la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, el Cristo de Medinaceli, imagen muy conocida entre los bilbaínos que acuden a Madrid a la Parroquia de Jesús a venerarle y solicitarle sus Misericordias.
Es el momento de la actuación, por un lado D. Víctor acude a Madrid a la Cofradía Primaria para solicitar audiencia con el Abad, a quien le muestra el deseo de formar una Cofradía nazarena en Bilbao. El Padre Capuchino se lo agradece y le da toda clase de facilidades y consejos, invitándole a formar parte de la Archicofradía y le hace entrega de una copia de sus Estatutos.
Por otra parte y en Bilbao, se pone en contacto con el Abad de la Cofradía de la Santa Vera Cruz para mostrarle el deseo de formar la Cofradía y poder participar en los desfiles procesionales de la Semana Santa bilbaína. En fecha 10 de Febrero de 1.947 firman la carta de Hermandad y normas de relación. Por parte de la Cofradía nazarena firman: D. Víctor Diez Cantera, como Hermano Mayor Provisional, D. Vicente de Gorocica y Lequerica como Director Espiritual Provisional y por parte de la Cofradía de La Santa Vera Cruz: D. Luis San Hilario, como Hermano Abad y el Sr. Regúlez Maruri, como Secretario.
El 27 de Febrero de 1.947, nuestro Párroco D. Bernardino de Garáizar y Muñoa se desplaza a Vitoria para hacerle entrega al Obispo de la Diócesis, D. Carmelo Ballester, la carta de Hermandad y los Estatutos.
El 6 de Marzo de 1.947 el Sr. Obispo devuelve aprobados, sellados y firmados los Estatutos que regirán los destinos de la Cofradía.
Por ello y con carácter de urgencia se convoca a Junta extraordinaria para el día siguiente en los locales del cine parroquial. En ella se da a conocer la aprobación del Sr. Obispo y se ratifican los cargos del promotor de la idea D. Víctor Díez Cantera como Hermano Mayor y al sacerdote D. Vicente de Gorocica y Lequerica como Director Espiritual. Asimismo se van nombrando los cargos a las personas que conforman la primera Junta de Gobierno.
Con todo ello los responsables de intendencia van apresurando lo contratado y la Cofradía se dispone para procesionar en la Semana Santa bilbaína. En un primer recuento son ya 70 personas las que forman la Cofradía.
Al inicio del mes de Abril comienza la Semana Santa y la COFRADÍA DE NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO acude a las procesiones debidamente uniformada, pero hay dos hechos a destacar: el primero es que no pudo desfilar la totalidad de los cofrades inscritos dado que se afiliaron un buen número de personas a ultima hora y no hubo tiempo material para la confección del hábito y la segunda es que la gente que procesionó lo hizo con calcetines y calzado negro ya que no fue posible el poder localizar un mayorista que nos pudiera facilitar a un precio razonable las reglamentarias sandalias franciscanas.
Al año siguiente, 1.948 la Cofradía trabaja duro y en él se recibe la talla del Cristo de Medinaceli, obra del madrileño D. Federico Coullaut-Valera Mendigutia, fiel copia del Cristo de Medinaceli que se venera en Madrid. D. Bernardino Garáizar Muñoa, nuestro Párroco nos concede una capilla en el Templo de San Francisco de Asís para exponer la talla del Cristo a la veneración de los fieles, corre a cargo de la Cofradía su construcción y mantenimiento. Asimismo la Cofradía admite mujeres cofrades (esclavas) con el fin de mantener y cuidar la Capilla del Cristo de Medinaceli y a la vez poder acompañar a los demás miembros de la Cofradía en los actos religiosos. Una vez actualizado el Derecho Canónico, en 1.987 las Esclavas ya podían revestirse con el hábito y poder así desfilar procesionalmente. Ello es notorio y hoy en día el porcentaje de mujeres que procesiona es bastante significativo. En Junta General del 1 de Noviembre de 1.947 se propone la formación de una Banda de cornetas y tambores para acompañar al Paso y la Cofradía en las Procesiones. Es a finales de Marzo de 1.948, en Semana Santa, cuando la Banda inicia sus desfiles acompañando a la Cofradía con brillantez.
El 7 de Septiembre de 1.949 la Cofradía bilbaína se agrega a la Archicofradía Primaria de Madrid para poder obtener los mismos beneficios espirituales.
A título anecdótico, en Semana Santa de 1.949 la Cofradía la componían 410 miembros de los cuales 140 eran mujeres.